Fosas comunes, cacería de civiles y ejecuciones: las imágenes que exponen el horror en Sudán tras la caída de Al Fashir

EL CAIRO.- Combatientes montados en camellos acorralaron a un par de centenares de hombres cerca de la ciudad sudanesa de Al Fashir el fin de semana y los llevaron a un embalse, gritándoles insultos racistas antes de empezar a dispararles, según afirmó un hombre que dijo haber estado entre ellos.

Uno de los captores lo reconoció de su época escolar y le permitió escapar, contó. “Les dijo: ‘No lo maten’”, relató Alkheir Ismail en una entrevista realizada por un periodista local conocido por Reuters en la cercana ciudad de Tawila, en la región de Darfur. “Incluso después de que mataran a todos los demás: a mis amigos y a todos los demás”.

Según dijo, estaba llevando comida a familiares cuando fue capturado por las Fuerzas de Apoyo Rápido (RSF) el domingo y, como los otros detenidos, estaba desarmado.

Ismail es uno de los cuatro testigos y seis trabajadores humanitarios consultados por Reuters que denunciaron que quienes huían de Al Fashir eran detenidos en aldeas cercanas, donde las RSF separaban a los hombres de las mujeres. En un testimonio previo, otro sobreviviente afirmó que después se escucharon disparos.

Activistas y analistas venían alertando desde hace tiempo sobre la posibilidad de que las RSF perpetraran asesinatos por motivos étnicos si lograban tomar Al Fashir, el último bastión del ejército sudanés en Darfur. La oficina de derechos humanos de la ONU compartió otros testimonios el viernes y estimó que podrían haber sido ejecutados cientos de civiles y combatientes desarmados, crímenes que calificó como de guerra.

La toma de Al Fashir por las RSF marcó un punto de inflexión en los dos años y medio de guerra civil. Desde entonces, una sucesión de imágenes ha revelado la magnitud del horror. En un video verificado por The New York Times, un único sobreviviente implora por su vida, rodeado de decenas de cuerpos y vehículos incendiados. Un comandante paramilitar conocido como Abu Lulu se inclina sobre el hombre, escucha sus súplicas y luego le dispara con frialdad antes de seguir caminando. Las escenas muestran también fosas comunes y milicianos cazando a civiles mientras huyen.

Las imágenes desataron una ola de condenas internacionales y reavivaron el temor de que Darfur esté entrando nuevamente en un ciclo de violencia genocida similar al que conmocionó al mundo hace dos décadas. En Naciones Unidas y en capitales occidentales, funcionarios denunciaron el accionar de las RSF, que combaten al Ejército desde el inicio del conflicto y que recientemente anunciaron un gobierno paraleloAlgunos pidieron sanciones contra su presunto patrocinador, los Emiratos Árabes Unidos.

Condena internacional

En una sesión de emergencia convocada por Gran Bretaña diplomáticos y altos cargos de la ONU condenaron las matanzas tras alertas crecientes de asesinatos selectivos por motivos étnicos. “La situación es simplemente horrorosa”, dijo Martha Ama Akyaa Pobee, subsecretaria general de la ONU para África. “La oficina de derechos humanos de la ONU ha documentado violaciones graves, incluidos informes creíbles de asesinatos masivos y ejecuciones sumarias durante registros casa por casa y mientras civiles intentaban huir de la ciudad. Las comunicaciones han sido cortadas. El contexto es caótico. Pese a las promesas de proteger a los civiles, la realidad es que nadie está a salvo en Al Fashir. No existe un corredor seguro para salir”.

Pobee añadió: “El apoyo externo está alimentando el conflicto. Armas y combatientes siguen llegando a Sudán, agravando aún más la situación desesperada”.

Tom Fletcher, subsecretario general de la ONU para Asuntos Humanitarios, advirtió que “Al Fashir, ya escenario de niveles catastróficos de sufrimiento humano, ha descendido a un infierno aún más oscuro”. Condenó, además, el asesinato de casi 500 personas en el hospital materno saudí y señaló que decenas de miles huían hacia Tawila, donde mujeres y niños enfrentan extorsión, violencia y secuestros.

En una declaración, el Consejo de Seguridad condenó “las atrocidades denunciadas cometidas por las RSF contra civiles, incluidas ejecuciones sumarias y detenciones arbitrarias”, y advirtió sobre un impacto “devastador” para la población.

Frente al creciente repudio, el líder de las RSF, el teniente general Mohamed Hamdan, afirmó en un mensaje en redes que sus fuerzas cometieron abusos y prometió responsabilizar a “cualquier soldado u oficial que haya cometido un crimen”. Más tarde, las RSF dijeron haber detenido a Abu Lulu, el comandante que apareció en el video. Sin embargo, negaron una denuncia de la OMS que afirmó que 460 personas fueron asesinadas en un hospital de Al Fashir, pocos días después de que la ciudad cayera tras un asedio de 18 meses que obligó a residentes a comer alimento para animales.

La guerra civil sudanesa, considerada la peor crisis humanitaria del mundo, ha desplazado a 12 millones de personas, extendido la hambruna y dejado hasta 400.000 muertos, según estimaciones. En Al Fashir la situación solo se agravó: las comunicaciones siguen cortadas y los videos difundidos por los propios combatientes muestran cuerpos esparcidos en una sala de la universidad y milicianos rematando a un sobreviviente que levantaba el brazo en señal de auxilio.

Se estima que 260.000 civiles estaban atrapados en la ciudad cuando las RSF tomaron la principal base militar. Miles intentaron huir, pero solo un pequeño número logró llegar a zonas seguras. Muchos relataron que el camino estaba cubierto de cadáveres. Unas 5000 personas alcanzaron Tawila, a 65 kilómetros al oeste, informó Mathilde Vu, del Consejo Noruego para Refugiados. “Las personas que llegaron hablan de cuerpos en la ruta y de ser detenidas varias veces antes de llegar”, dijo. “A los hombres los separan y detienen”. El trayecto está plagado de “extorsión, arrestos arbitrarios, detenciones, saqueos, violencia sexual y hostigamiento”, señaló la organización.

Quienes sobreviven terminan en campamentos saturados, donde escasean alimentos, agua y refugios y son frecuentes los brotes de enfermedades. “Están a salvo de los bombardeos y los ataques, pero no del sufrimiento”, concluyó Vu.